la señora de las especias

"La vida hauria de ser com ja només la podem descobrir en les mirades d'alguns nens."

jueves, julio 23, 2009

tierra marchita

Me matan las horas,
me agonían sin tu aliento,
bastiones inquebrantables

salen a nuestro encuentro.


Sin más arsenal que un delantal de especias

me hiergo ante ellos,

con la esperanza de una larga vida

como aliada para vencerlos.


A sus pies siembro lavanda

que inunde de sueños los cimientos,

con mis manos canela

para forrar sus muros y ver dentro.


Tomillo en mi pelo

para no oir que no puedo,
para visualizar el fin

con voluntad de hierro.


Alhelí en el viento

que luchara desde dentro

alimentando el sosiego

y embelleciendo los silencios.


Collar de laurel para ver los peligros,

albahaca en la muñeca para alimentar el espíritu,

hipérico en el corazón para no volverlo piedra,

y altos sauces cuyas raices traspasen los muros con firmeza.




Y sobre las ruinas, calabazas que gesten el nuevo imperio.





domingo, julio 12, 2009

Esencia perfecta

A veces la vida te pisa, te pega, te viola. Y aún así la vives.
El don de la visión... el don de la visión te hace ser buen amigo, hermano, trabajador, el don de la visión te hace ver el fondo, y en el fondo todos somos perfectos... el don de la visión te hace justificar los actos contaminados de cualquiera, del mundo, y cuando no encuentras justificación, cuando no hay un motivo entonces te hace entender igual porque en el fondo de la imperfección todos somos perfectos.
A veces la vida te pisa, te pega, te viola pero la vives y la amas como un todo, la ves perfecta, hermosa, alegre, y sobre todo enriquecedora.
La higuera, árbol de sabiduría, elegido predilecto siempre, árbol de la iluminación, quizá una bendición o un lastre, pero árbol de la visión.
Higuera, que haces saber a ciencia cierta que en el fondo la vida tiene una esencia perfecta, de tamaño ínfimo teniendo en cuenta toda la basura que la cubre, pero no inexistente por ello. Higuera que sabes que algún grito de queja llega a lo más hondo, que si la vida te pisa te quejes, si te pega la esquives y si te viola la avergüences, pero nunca, jamás dejes de vivirla porque aún así también vives su esencia perfecta, y te mira y te sonríe y te abraza, siempre.
Higuera gracias por hablar continuamente de que la esencia perfecta de la vida también vive en todos nosotros, gracias por darnos un motivo para creer y vivir.



viernes, junio 12, 2009

folclore de hinojo


Nunca tan lejos de ti, nunca tan viva en mí.



En tus faldas marrones me aturdía el olor persistente de tu hinojo tras rozar mi piel tostada, excitaba tanto mis sentidos que me llevaba al borde del mareo y las nauseas, extasiaba mi mente y me obligaba a rechazarlo.


Mi cuerpo hacía saltar ese instinto animal frente a los alimentos venenosos y lo reconocía como tal, teniendo miedo incluso a que fuera a morir si me tocaba demasiado o le arrancaba una ramita, o si sus semillas se me colaban en el zapato.



Cada estrella de las galaxias que forman sus ramas corroía mi rebeldía hasta hacer que le repudiara, no necesitaba sus limitaciones ni reglas, necesitaba descubrir por mi misma, conocer los hábitos antes de adoptarlos, decidir si sus semillas eran las mías.



Ahora descubro que estaba en los ritmos del tambor de tu gente, en los colores de sus faldas de fieltro bordadas , en sus gaitas, en sus ramos protectores de laurel, romero y olivo, en sus refranes y su lengua, en tu gente que es la mía, en tu gente que soy yo.



Ahora hinojo cantamos juntos, ahora que vivo hacia la muerte lejos de mi primer hogar te descubro y por primera vez te disfruto. No hay duda, tu eres la cuerda que me ata a mis raíces, tu eres la cultura que me vio crecer, tu eres mi recuerdo.



Sobre tu aroma bailo los ritmos de nuestra tierra, con saya roja y floreada, con fe en los refranes, con la lengua de mis abuelos, con la mente atenta en recordar sus tradiciones, mis tradiciones.



Hinojo, tú eres mi transporte al pasado, tu eres el materializador de aquel lugar lejano en este presente.


Hinojo tu eres quien pone el colorido de la tradición en este gris tan futurista, quien trae el humor y el desconcierto con tus excentricidades, quien me hace recordar los ritmos de entonces y lo baña todo de olores de mi hogar. Tu eres quien ahora me hace sentir orgullosa y enraizarme en la distancia.


Hinojo que te deslizas de la yema de nuestros dedos a los vapores de nuestra cocina para hacernos recordar lo vivido con alegría, trayendo el sabor, la magia y la celebración de aquella época, de aquel mundo.



Folclore... tan embriagador y extasiante cuando estás incrustado en sus entrañas y tan dulce y alegre cuando se está fuera de su piel.







Renacimiento de raíces, folclore de hinojo.

viernes, mayo 01, 2009

Cómo llenarte, soledad (Luis Cernuda)

Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.







lunes, marzo 23, 2009

Sauce llorón, lirio blanco, fresas y un deseo secreto

Buscando en libros palabras inspiradas y certeras, leyendo para encontrarnos y parando antes de cerrarlos para encontrar nuestro párrafo en la nocturnidad de la oscuridad del alma.
Visiones errantes que galopan entre el raciocinio, los deseos y las visiones, en un delirio perpetuo en el que todo son interrogantes a los que sólo nosotros tenemos respuesta, a los que sólo nosotros podemos dar un
sentido, una traducción.
Sentarse bajo un sauce blanco, con un lirio en la mano
y olor a fresas recién cogidas, con un único anhelo que se hace tan real en la incorporeidad del momento.
Sauce llorón para renacer siempre tras cada muerte en vida, para volver al útero de la Gran Madre y volver con fuerzas renovadas.

Lirio blanco para conservar la inocencia y hacerla firme en cada recodo más oscuro.
Fresas... fresas para darnos vitalidad, frescura, para decirnos que todo empieza por primera vez, que todo es posible ahora.


Y siempre, un anhelo que nos abraza como el interior de las ramas de un sauce llorón, que huele a fresas recién cogidas y que emana la pureza de un lirio blanco, siempre, un anhelo.


lunes, febrero 02, 2009

Mil cosas qué hacer

Rómpeme contra tu pecho
en un abrazo eterno.



Camina bajito y profundo
con mi alma de la mano.
Sonríe por todo y por nada
para sonreír siempre.
Inventa un mundo nuestro
para que este sea sólo el escenario.
Pon tu mirada más allá
para no perder detalle.
Siente con el corazón
para no oscurecer pensando.
Prométete mis promesas
para viajar con certeza.

Llega lejos y entonces
rómpeme contra tu pecho
en un abrazo eterno.


sábado, enero 31, 2009

Arriba y abajo agarrada a una pelusa de cardo


Era una niña curiosa, con esa curiosidad desorbitada que tienen algunas niñas, capaces de hacerse 30 preguntas a la hora.
Una niña alegre, avispada, risueña...
Todo lo demás vino por mi irrefrenable admiración por las pelusas de las semillas de los cardos, brujas las llamabamos.
Siempre había alguna, en mi ventana, en la puerta de la calle, en el patio del colegio, en el camino por el que paseaba con mi madre...
Me encantaba cojerlas y hacerlas volar, ver como subían y bajaban, como se quedaban en un tejado o caían al arroyo y seguían el camino.
Me gustaban tanto que un día, al lanzar una de ellas pidiendo un deseo como siempre, olvide soltarla y me llevo con ella, desde entonces mi vida es esta montaña rusa en la que todo es arriba y abajo, lo más alto y luego al suelo, turbulencias, velocidad, sol, tranquilidad, suspensión, arrastre.

Ahora voy subiendo, Eros poquito a poco se recupera, todo está quedando en un gran susto.